El placer de gustar
Hay veces en la
vida, pequeños momentos, en los cuales lo más importante deja de ser el sexo.
Cuando no podemos tener acceso a él, bien sea porque estamos muy ocupados o
bien sea porque no encontramos a la persona con cual tenerlo y demás,
simplemente el hecho de gustarle a los demás, de provocar el deseo sexual en
otras personas puedes ser suficiente para satisfacer nuestras necesidades
básicas.
Por Cristo Rodríguez
Lo que sí ha
ocurrido ha sido el hecho de que muchos se han fijado en mi, les he gustado y
me han dicho guarradas muy bonitas. Lo cual, teniendo en cuenta que en Oslo mi
atractivo sexual debe estar en mínimos porque no recibo piropos con asiduidad,
me ha sentado muy bien y, como decía, me ha aliviado mi deseo-necesidad-o vaya
usted a sabe qué de tener sexo. ¡Pero si incluso ayer me confundieron con un
prostituto! No saben ustedes lo que sube la autoestima cuando a uno lo ven
atractivo suficiente como para venderse en una isla en la que el 90% lo hace
gratis.
Es curioso cómo el
ser humano puede conformarse con tan poco. Un alago, una sonrisa, que se te
queden mirando por la calle de forma descarada, que te digan que te han visto y
que eres mucho más guapo en persona que en las fotos del perfil, que se crean
que eres prostituto… Como esas pequeñas cosas de la vida hacen que nos sintamos
mejor con nosotros mismos. Cuánto placer puede llegar a dar el recibir una
sonrisa y lo íntimo que puede llegar a ser, muchas veces y en la mayoría de
ocasiones es incluso más íntimo y placentero que el tener unos pocos y rápidos
minutos de placer con un desconocido que acabas de ver en un chat del cual
sabes poco y que te aporta aún menos a tu vida…
Publicar un comentario