miércoles, 25 de enero de 2012

¿Merecemos ser felices?

Esta es una pregunta al parecer estúpida, pero en estos días recorre mi mente. ¿Merezco YO ser feliz? No es la primera vez que me ronda esto por la cabeza y supongo que no será la última. El caso es que la primera respuesta que se me ocurre es que sí. Yo merezco ser feliz al igual que todos. Todos merecemos ser felices. Pero es curioso como mi respuesta y mis actos parecen ir en direcciones opuestas.

Por Cristo Rodríguez

Me explico más detenidamente. En mi vida, normalmente, tomo decisiones que me llevan a caminos que se que no me van ha hacer feliz. Quizá no lo sepa desde el primer momento, pero es algo que puedo llegar a intuir. En mi vida profesional he tomado muchas decisiones pésimas. Esto es algo que vemos con el tiempo pero, tengo que admitirme a mi mismo que de algunas de esas decisiones sabia perfectamente cual sería el resultado final. Esto nos lleva a otra preguntas ¿hay algunas personas que buscamos la infelicidad constantemente? Esto, como concierne normalmente al blog, nos lleva al terreno amoroso. En algunas de mis relaciones el final infeliz estaba cantado desde el principio, pero aún así yo me he lanzado a vivir esas relaciones, ignorando todas las señales y vulnerando todas las precauciones, para acabar, como era evidente, abocado a una seudo-depresión post-ruptura amorosa. La otra opción, en la que yo he roto la relación finalmente, me ha dejado en el cuerpo una sensación de “el malo de la película” que tampoco me ha dado la felicidad.Con lo cual volvemos a la pregunta inicial ¿merezco ser feliz? Y si la respuesta es sí. ¿Porqué elijo y me someto a decisiones que me hacen infeliz? Se me ocurren muchas repuesta y supongo que cada persona tienes las suyas propias. En mi caso el hecho de ser gay y haber escuchado tanto que “estamos enfermos”, que “somos raros”, que “los maricas no merecen ir al cielo (sumun absoluto de la felicidad eterna en una sociedad de educación cristiana como la española)” y tantas otras cosas más pueden estar detrás de el auto-boicot que me provoco asiduamente. En otros casos, algunos amigos y conocidos heterosexuales, las causas pueden ser otras muchas y variadas, y muchas veces estas causas no son tan importantes. Lo importante, según mi punto de vista es darse cuenta de cuando somos un obstáculo para nosotros mismos. Es importante captar cuándo somos nosotros los que intentamos arruinar nuestra propia vida y dejar de tirar balones fuera. Este es un buen paso hacia la felicidad eterna.

Al fin y al cabo los errores no están para no cometerlos sino para aprender de ellos. Y una de las cosas más maravillosas de la vida es seguir aprendiendo cómo somos y continuar creciendo.

En este momento de mi vida creo estar en uno de esos que podríamos considerar de boicot constante, aunque es algo que estoy reevaluando continuamente. Pero en este periodo de mi vida, creo que necesito este momento y que puedo aprender muchas cosas de mi. Hablo de boicot puesto que, en mi búsqueda del amor, la cual le da sentido a este blog (¿y a mi vida?), voy a una media de tres parejas sexuales (diferentes) cada semana. Un ritmo que mi cuerpo no va a poder asumir durante mucho tiempo, pero que, por ahora, me están ayudando a redescubrir quién y cómo soy. Quizá estos pequeños “amores fugaces” son lo que he buscado toda la vida… No creo estar en lo cierto en esto último pero, ¿qué puedo decirme cuando estos encuentros me sientan tan bien? A veces para encontrar la felicidad eterna es importante saber lo que se quiere, ya que muchas veces deseamos algo que alguien (familia, sociedad, televisión…) ha puesto en nuestra cabeza y cuando evaluamos lo que queremos en realidad no tiene nada que ver con nuestra idea primaria.

Esto último nos lleva a otra repuesta mucho más elaborada a la pregunta inicial. Una respuesta a la gallega “sí pero ¿qué es la felicidad para mi?”. Esa es la mejor respuesta que podemos darnos. A veces, aunque parezca absurdo, puede ser que nuestra felicidad se encuentra justo en lo que pensábamos que nos haría infelices. Y el huir de esa supuesta infelicidad es lo que en realidad termina haciéndonos felices. ¿Qué ocurre si lo que yo realmente deseo no es tener una pareja ni el amor eterno sino ir recibiendo un poco de amor de mucha gente diferente en pequeñas dosis a lo largo de mi vida? ¿Qué ocurre si en vez de termina mi vida al lado de alguien la termino al lado de mi mismo? ¿Es eso tan dramático? Desgraciadamente tengo que decir que NO. Eso no es tan dramático. Lo dramático es terminar tus días al lado de alguien porque tienes miedo de estar sólo, lo dramático es andar el camino de tu vida con alguien al lado por el simple hecho de tener miedo ha hacerlo sólo, lo dramático es tener que buscar la felicidad en otro porque no eres capaz de encontrarla dentro de ti y ser feliz contigo mismo.

Resumiendo: Sí, merezco ser feliz y quizá estoy, ahora mismo, más cerca que nunca.

jueves, 19 de enero de 2012

Cuando llega el final

Mi corazón esta repartido por distintas partes del planeta. Una de ellas esta aquí en Oslo, de hecho la ultima de ellas, pero otras muchas se quedaron en Madrid, Barcelona, Plasencia e incluso una pequeña en NY. No podría decir que alguna parte se quedo en Badajoz, exceptuando a mi familia, por supuesto, pero no es de eso de lo que va este blog, por lo menos el amor de y hacia mi familia es algo que no cuestiono en ningún momento hoy por hoy.

Por Cristo Rodríguez

Cada una de las veces que una parte de mi corazón se ha partido y se ha quedado con algunos de los hombres-nombres que considero importantes en mi vida, siempre he pensado lo mismo: no volveré a enamorarme así. Pero el caso es que sí, como bien dice Shakira en el prólogo de su canción “Tú” (de su disco MTV Unplugged) "siempre volvemos a amar". Solo se necesita tiempo para curar las heridas. Unos necesitan meses, otros años y para otros, como Florentino Ariza, protagonista de "El amor en las tiempos del cólera", ni una vida entera es suficiente. Pero por lo menos para él, todos esos años de espera culminaron con el resultado esperado.

En esas me encuentro ahora. ¿Volveré a amar? Aunque ya conozco la respuesta, lo cierto es que siempre queda la duda. Y otra duda viene de la mano, ¿seria él el hombre que he estado buscando? Y esa es la pregunta que más cuesta desterrar de la cabeza. Cuando no somos nosotros los que terminamos una relación, por poco buena que haya sido, siempre nos persigue ese fantasma. Hasta que, por fin, llega el día en que somos nosotros los que, en nuestro interior, por fin acabamos con la relación y por fin hasta esa duda se resuelve. Y sino siempre queda seguir viviendo y que sea el destino quien nos muestre la verdadera respuesta

Ante todas estas pregunta y muchas más, sólo queda una cosa, la más importante. Estar despierto a las pistas que la vida nos lanza y dejarse llevar por el océano que es el destino, con riendas sí, pero flojas. Dejando que los caballos de mar alados nos guíen por el que ha de ser nuestro camino.

Niveles

Followers

LUJURIA © 2008. Template by Dicas Blogger.

TOPO