De cuando uno absorbe y el otro se deja
En el mundo global
en el que vivimos la gente se traslada desde su pueblo de origen hasta otra
lugar, que puede quedar a miles de kilómetros de su ciudad natal, por diversos
motivos. Esto no esta mal, pero las diferencias culturales existen y estas, en
muchos casos, cuando son utilizadas por otros para su propio disfrute si que
están mal, mucho más cuando se observan desde fuera.
Por Cristo Rodríguez
Sin quererlo yo me
encontré el sábado pasado ante una situación un tanto peculiar de la que no pude evitar darme cuenta. En el
equipo de bote dragón, en el que ahora me encuentro inmerso, hay una pareja.
Uno de ellos es noruego y el otro chino (japonés, taiwanes o algo así), mis más
sinceras disculpas a los asiáticos pero no tengo el ojo tan entrenado como para
poder distinguirlos, en fin lo importante es que ambos vienen de culturas muy
diferentes.
Una es una cultura
donde la individualidad, necesidad de espacio, egoísmo y muchas veces
egocentrismo están fuertemente arraigadas ¿adivinan cual? Sí, por supuesto,
cultura noruega. La otra una filosofía basada en el ayudar y apoyar al prójimo,
el altruismo y todas esas cosas que durante siglos han formado parte de las
culturas asiáticas.
Estas diferencias
son normales y positivas para ayudarnos a crecer como personas, países,
regiones y hacernos mejores como humanidad. El problema viene cuando, en una
pareja, uno de los dos toma ventaja de las cualidades del otro y lo absorbe
como el que está comiendo caracoles. Esto no es sólo un problema dentro de la
pareja, que ellos verán como resuelven, sino que no es plato de buen gusto para
aquel que observa.
Situación 1: El uno
cargado con dos remos, uno suyo y otro de su pareja, dos botellas de agua, la
misma ecuación, y una bolsa con algo de comida, obviamente para ambos. El otro,
nada en las manos. Quién es quién es tan obvio que no hace falta explicar cual
es cual.
Situación 2 (la que
más me impacto): mientas que él sujeto N (oruego) se encontraba sentado en el
suelo tranquilamente tomando el sol, el sujeto A (siatico) le acercaba piedras,
bajo comando del sujeto N (al cual una le parecía muy grande, la otra muy
pequeña…), que le sirvieran al sujeto N como pesas para los ejercicios que
íbamos a realizar.
No voy a hacer una
gran reflexión, los hechos hablan por si solos, y evidentemente no todos los
provenientes de una región tienen exactamente las misma cualidades o valores
morales, pero a grandes rasgo, esto es una de la cosas que también nos trae la
globalización y de la que no se habla. Un tabú que hay que comenzar a romper
por el bien de muchos sujetos A, y similares, para que se den cuenta de cómo
son tratados por otros sujetos N, y semejantes. Si tras darse aceptan la
situación… Pues nada, ellos mismos…
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