lunes, 21 de diciembre de 2009

Activo, pasivo o neutro

A medida que la sociedad avanza hacia mayores cotas de libertad sexual, parece que el mundo homosexual va en retroceso. Una terrible clasificación inamovible, amenaza con tenderse sobre nuestras cabecitas “mariquitiles”. Mientras que muchas de mis amigas se regocijan contando cuantas veces han sido sodomizadas, otros de mis amigos (gays) juran y perjuran que nunca les han dado ni les darán por el culo.

Cristo Rodríguez

En este punto nos encontramos señores. Cual si de una novela de terror se tratase, parece que a las nuevas maricas postmodernas nos ha dado por meternos en tres armarios de los que no queremos que nadie nos saque. Activo, aquel que sólo realiza sexo anal si es él que penetra. Pasivo, goza solamente siendo penetrado y, además, le resulta menos cansado. Y el versátil, que es el nuevo bisexual del siglo XXI, es aquel hombre que disfruta tanto de ser penetrado como de penetrar a su pareja.

Una vez aclarado los “fenotipos” del mundo gay, hay que decir que es una clasificación estúpida y muy poco abierta ante el disfrute sexual. Además, hoy en día parece que ningún marica quiere ser pasivo. Es como si el hecho de que a uno le guste que le den por el culo lo convirtiese en menos hombre. ¡Pero a ver nena, si eres marica! ¿Que más te da eso de ser más o menos hombre?

Menos mal que la gente miente mucho por aquello de parecer un hombre de verdad (como cantaba Alaska años atrás) y que, por regla general, a todos nos gusta que nos den de vez en cuando. Porque si no, esto sería un mundo lleno de homosexuales que no practican la sodomía y todos tendríamos ganado el cielo ¡Que horror!

Hace poco me encontraba, casualmente, en un bar de “Christopher Street” y un par de chicos se acercaron a hablarme. No es que estuviera yo muy interesado, pero como estaba solo pues no venía mal un poco de compañía. Encontrabame intentando comunicarme con estos dos individuos, cuando a lo lejos vislumbré unos ojos que me estaban devorando. Sin premeditación ni alevosía, yo no se lo que son esas cosas, esbocé una sonrisa que me fue devuelta rápidamente. El chico, con la confianza típica que otorga la juventud, se acerco a mi grupo y comenzó por presentarse a los que él pensaba que eran mis amigos. A la presa se acerco en última instancia para espetarme un “what’s your name sexy?”. Yo solté mi nombre y en poco tiempo quedó explicado el lío de, estos no son amigos, no los conozco de nada y podemos irnos solos a cualquier rincón que te apetezca. Ese “rincón” nos acogió el tiempo en que tardé en tomarme medio botellín de cerveza, después fuimos a su casa. “Of course”…

Al llegar allí salió el tema “are you bottom (pasivo) or top (activo)?”. ¡¿Y que pasa si me gusta todo?! Respondí que depende del día y del tío y que en este momento y lugar era más “top”. A mi también me gusta que me follen el culo, pero para ello tengo que estar con alguien con quién realmente desee follar, no con un cualquiera que acabo de conocer en un bar de cuyo nombre no puedo acordarme… Él, muy orgulloso de si mismo, me dijo que también era “top” pero que podríamos hacer otras cosas, yo asentí, pues es muy cierto que el juego sexual es increíblemente extenso como para reducirlo a un simple mete-saca (por mucho gustirrinín que esto dé). Al poco tiempo de besarnos me susurró muy excitado que si quería penetrarlo, yo por supuesto dije “yessssssss”, ¿qué puede uno decir cuando le ponen un culo tan en bandeja…?

Ahí estaba yo, con otro supuesto activo que a la mínima de cambio se vuelve pasivo con la excusa de que “tus besos son muy ardientes”. Otro más para mi lista de “grandes machos” del mundo marica. Esto andaba yo pensando cuando comencé a penetrarlo suavemente, al poco tiempo me emocioné y las envestidas fueron cada vez más rápidas y profundas. “Stop!” casi gritó. Yo cortésmente paré y saqué mi pene de su ano, no por “motu” propio sino por los requerimientos del chico. Al sacarla, mi polla estaba llena de sangre, bueno, mi polla no, el condón que recubría mi polla. Por mi parte claudiqué en mi intento de penetrarlo de nuevo y él no puso objeción alguna. Seguimos jugando hasta llegar al momento eyaculatorio que fue abundante en su caso y escaso en el mío. Y ahí termino nuestro encuentro. Después de esto salí de su casa y me fui caminando hacia el metro y pensando en mis cosas.

Parece que lo de ser penetrado realmente no era lo suyo. Al final será verdad eso de que hay activos puros y pasivos puros, aunque no me guste admitirlo. Hay hombres que realmente disfrutan siendo follados y otros a los que el simple hecho de meterles un dedo les produce un dolor que los hace retorcerse en la cama. De todas formas debo decir, que durante el tiempo en que fue penetrado, a pesar de la sangre y el dolor, el chico gozó como nunca parecía haber gozado. Quizá un mundo nuevo se abrió ante sus ojos. ¿O será que después de probarlos unas cuantas veces, no está tan mal eso de ser sodomizado…?

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