sábado, 3 de octubre de 2009

Sin amor = soso

Andamos estrenando el otoño y el veranillo del membrillo se ha instaurado entre nosotros. En esta época, en la que el calor no es tan sofocante como en verano, es tan habitual ver a la gente haciéndose arrumacos en la calle como en primavera. Esta exposición de amor constante es para muchos, los solteros sobre todo, una minisesión de tortura de la cual tenemos que escapar.

Cristo Rodríguez

Esta tortura a la cual somos sometidos algunos de los solteros año tras año nos hace preguntarnos un montón de cosas. A días uno piensa que no encontrará jamás a alguien para regocijarse con esas manifestaciones de cariño, aunque la esperanza nunca llega a perderse del todo.

La calle Fuencarral de Madrid se convierte cada fin de semana en un hervidero de gente feliz y enamorada y desde que la convirtieron en peatonal aún más. A veces uno piensa que los políticos realizan las obras públicas solamente para joder al personal. Y bien que nos joden por todos lados. Mientras están realizando la obra el polvo, ruido y dificultades de transito son todo uno. Cuando la calle está por fin terminada lo que tenemos que soportar los transeúntes solteros es a cientos de parejas, que a momentos parecen miles, enamoradas paseando por la calle. Felices, enamorados, besucones, acariciadores imparables…

Esas muestra de amor, aunque Gallardón no lo sepa, son directamente proporcionales a las bajas del próximo lunes. Muchas personas cuando ven a las demás parejas refuerzan sus ganas para seguir buscando. Otras, dependiendo de cómo les pille, pierden cualquier tipo de esperanza. Esta perdida de ilusión puede ser, según psicólogos como Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke, la responsable de enfermedades tanto físicas como psíquicas.

Sin llegar a umbrales de insalubridad, esta pérdida de expectativas amorosas causan, cuanto menos, pena. Una sensación de no poder llegar a conseguir lo que uno quiere que se apodera de uno y lo sumerge en un estado de melancolía pesado y monótono.


¿Por qué no puedo tener yo eso también?

En un mundo en el que si uno se lo propone puede conseguir casi cualquier cosa, es difícil asumirse derrotado por la falta de amor. Si hay algo que no se puede ganar en una lotería, conseguir estudiando en una universidad, llegando a un puesto de directivo en una gran empresa o ganando un Goya, es el amor.

Por ese motivo es mucho más difícil asumir que uno no puede ganarle la mano a Cupido. Tiene que ser el destino el que te enfrente a él y te lo regale. Esa dificultad, ese confiar en la suerte es algo que se llega a perder con el tiempo, algo en lo que se pierde la confianza.

Uno puede ser amante o amado, como dice Paz Padilla. Pero ser ambas cosas, ser feliz siendo amante y amado, es algo a lo que sólo se puede aspirar confiando en el destino. Por ello, a algunas personas les cae del cielo y uno nunca llega a entender por qué a él no le pasan esas cosas.

Hay quien me ha comentado que los últimos post no tienen vida, que les falta algo y que son sosos. Yo los releo y es posible, les falta chispa, color… Sin duda les falta esperanza. Supongo que sería justo parar de escribir hasta que vuelva… Pero, dentro de la sosería también pasa algo en ellos, hay un movimiento, más lento que el anterior pero algo mueven…

Habrá que esperar, o quizá ponerse manos a la obra y echar cartas a ver si en una de estas nos tocan los ases…

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