viernes, 9 de octubre de 2009

Sexo 1-Amor 0

Cuando se va la esperanza generalmente queda un vacío del cuerpo y el desasosiego toma el lugar antes ocupado por “el duende verde”. Pero cuando la esperanza perdida es por motivos amorosos, esa desesperanza nos hace libres.

Cristo Rodríguez

Llega un momento en que uno deja de esperar que llegue el hombre de su vida, no por ganas sino porque tiene totalmente claro que eso no le llegará nunca. En ese mismo momento se abre una luz al fondo del túnel. Esa luz viene recubierta de una dulce crema de lujuria, batido de sudor, rebozado de semen y recubierto con virutitas de caliente saliva.

Recientemente me leyeron la mano y me comentaron que en mi vida no había tenido ningún AMOR y, que por el momento, las líneas de la mano no dejaban entrever que fuera a tener ninguno. Quizá, como dice la madre de una amiga mía, mi karma en esta vida es aprender a amar y que me amen. Por el momento, como bien claro dejó el “señor quiromante”, mi vida estará exenta de grandes AMORES. Por ello lo mejor es dejarse llevar por los placeres mundanos y “que arda Troya”.

Y no hay nada mejor que los fines de semana para vivir una estupenda velada de libertad. Un fin de semana lleno de sexo, droga y, en este caso, música house. El viejo yo parece resurgir de las cenizas (con más fuerza que nunca) empujado por cada negación, cada rechazo, cada miedo a meterse en algo “complicado”. Y no se puede decir que nos llevemos mal. Parece que uno siempre es lo que es, que no puede cambiar aunque quiera. No comparto esa opinión, creo que todo el mundo puede convertirse en una edición remasterizada de él mismo, pero lo cierto es que lo que fuimos siempre estará ahí para cuando queramos, o necesitemos, recuperarlo.

Madrid ofrece muchas posibilidades. Contiene una de las mayores poblaciones gays de la nación, muchos bares y discos y la posibilidad de conseguir estupefacientes por doquier, cada vez más ocultos. Aunque si uno se lo propone puede conseguir lo que quiera. Y, de repente, sin comerlo ni beberle le cae a uno del cielo todo aquello a lo que estuvo renunciando en pro de un futuro “mejor”.

El futuro mejor: Marido, niños, casa en el campo, trabajo bien remunerado y, a ser posible, satisfactorio. El nuevo yo quería esto por encima de todo, pero la enorme dificultad y la depresión “esperanzil” lo ponen a uno en un nuevo camino y una nueva realidad, ya conocidos. ¿Y como negarse a un grupo de amigos, alcohol, “perfumes” varios y diversidad de proposiciones sexuales? Sobre todo cuando, cual si de un objeto nuevo en una juguetería se tratase, mi persona ha comenzado a centralizar las miradas, y deseos, de un gran número de individuos antes totalmente insospechado.


Antes y ahora

Antes, no hace demasiado, había alguna que otra persona que merecía la pena lo suficiente como para centrarse en ella. No por motivos morales sino por voluntad propia. Me interesaba alguien tanto como para que todas esas miradas, que me lanzaban personas sexualmente atractivas para mi, no significasen nada.

Ahora la cosa ha cambiado considerablemente. Madrid será la ciudad de mis aventuras por menos de veinte días. A partir de ahí Nueva York ocupará su lugar y estaré aún más cerca de la “desesperanza”, con lo cual mi nueva vida comienza. Mi despedida de Madrid está siendo tal como fue mi entrada. Mucho sexo, drogas, alcohol y música. Voy a poner los pies en Nueva York y no tengo nadie a quien rendirle cuentas y no por voluntad propia sino por “rechazos” ajenos. Así que el viejo yo a tomado el mando y, en breve, aterrizará en el JFK buscando diversión y aventuras.

Si duda el blog tomará una nueva dirección mucho más lujuriosa que hasta el momento. Aunque, observando lo ocurrido esta semana, los últimos post madrileños prometen. Habrá que esperar para ver qué es lo que pasa y como concluye todo en este país. Igual todavía hay esperanza, aunque seguramente no. El tiempo dirá, la cuenta atrás ha empezado…

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